He descubierto que cuando nos conectamos con nuestro corazón, de manera natural abrimos la puerta al corazón de los demás. Cada vez que me pierdo o despisto, volver a ese centro me devuelve serenidad y calma mental.
Descubrir ese lugar de quietud me ayuda a transmitir a mis pacientes que ese espacio también está en ellos. Solo hay que parar y mirar.
Durante la pandemia, contagiada por el espíritu de solidaridad que surgió en todos nosotros, decidí compartir aquello que sentía podía ser de beneficio: meditaciones para volver a la calma mental. Mostrar un espacio donde podíamos protegernos ante la depresión y el desánimo. Esto supuso de gran ayuda a muchas personas y fue su acogida, lo que me animó a crear este proyecto.
La psicoterapia nos ayuda a trabajar y descondicionar la mente conceptual, esa mente más burda y ordinaria en la que nos vemos atrapados sin darnos cuenta, que nos roba energía y estabilidad. Con la meditación descubrirnos esa mente sutil que está más allá de los conceptos. Ese espacio donde reside nuestro potencial y es nuestra verdadera naturaleza. También es el lugar donde surgen nuestras neurosis, pero la buena noticia es que estos condicionamientos son aprendidos y no tienen una entidad inherente a nuestra naturaleza.
La Psicoterapia y la Meditación son dos caminos poderosos y complementarios que se integran y benefician mutuamente.